Este es un cuentito que me contó mi padre hace muchos años y que me hizo reflexionar mucho, sobre si aquello que nos parece que nos va a llevar a conseguir algo realmente es el mejor camino.
El sacristán de la Iglesia de San Juan llevaba más de 30 años cumpliendo sus funciones a satisfacción del anciano párroco, pero un día de marzo de 1902 el anciano parroco falleció debido a su avanzada edad. El nuevo párroco, cura joven, al poco tiempo se percató de que el sacristán no sabía leer y le dijo: "tiene seis meses para aprender a leer o se va". Y como transcurrió el plazo y el único avance del sacristán era apenas firmar, lo despidió, pero le pagó como cuatro años de sueldo y le concedió la casita que había en terrenos de la iglesia para que pudiera vivir tres años gratuitamente con su mujer.
En tanto, el sacristán había observado que las personas fumaban cuando estaban preocupadas, motivo por el cual recorrió varias manzanas a la redonda buscando un puesto de tabaco, sin encontrar ninguno. Le contó a su mujer que lo había despedido el párroco y que buscó tabaco para pasar su preocupación, sin encontrar puesto alguno.
Ella le aconsejó que pusiera uno y así lo hizo. Además, abrió una cuenta de ahorro en el banco para el dinero que le dio el cura y depositar las ganancias del puesto de tabaco. Al cabo de diez años se transformó en el mayor proveedor y diversificó a otros artículos. Mientras tanto, seguía depositando los beneficios en el banco, sin retirar nunca una lira.
Un día que efectuaba el riguroso depósito semanal, el cajero le dijo que el gerente del banco quería hablarle. El gerente lo atendió solícito y le pasó unos formularios de fondos de inversiones que el sacristán hojeó guardando silencio. "¿Qué le parece?", preguntó el gerente. El interpelado continuó en silencio y ante la insistencia de su interlocutor confesó que no sabía leer. "¡Cómo!", exclamó el gerente. "Cómo es esto de que nuestro principal cliente, el que tiene la mayor suma de dinero en nuestro banco no sepa leer. ¿Qué sería usted, si supiera leer? Y el pausadamente respondió: "sería sacristán de la Iglesia de San Juan".
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