martes, 24 de noviembre de 2009

Lo correcto

Estaba tratando de convencerme de que era lo que debía hacer, pero si era tan correcto porque me sentía tan mal; había hecho lo correcto, para lo que me habían educado, pero cuando la policía se llevo a Mijail sentí una presión en el pecho como nunca antes.

Me quedé sentado en la cocina mirando a través de la ventana el Lada que el Partido me había entregado por mi nuevo cargo, pero se habían llevado a Mijail; cogí distraídamente unas ciruelas mientras iba a ponerme el traje para dirigirme a mi nuevo despacho en el Polit Buró, tratando de recordándome a mí mismo todos los desvíos capitalistas de Mijail, pero solo conseguía recordar cuando jugábamos juntos en la Plaza de los Teatros y todas las aventuras que corrimos en aquel jardín.

Gracias a mis influencias conseguí saber el Gulag en el que estaba el otrora amigo de la infancia, le dejé mil mensajes pero no respondió a ninguno y la zozobra se convirtió en una compañera más en mi vida, me centré en mi trabajo y en el servicio al Partido.

Hoy hace casi veinte años de aquello y un tocayo de mi amigo nos habla de la Glasnost y le da la vuelta a una vida guiada por los principios aprendidos en la niñez y de repente la Revolución no tenía sentido y entonces ¿tenía sentido mi vida?

Y ese día de repente la acción que había marcado mi vida dejaba de tener sentido, ese día de repente ya no era lo correcto y todo mi orden de valores se desmoronaba, toda una vida dedicada a tratar de convencerme de que debía hacer lo correcto y sobre todo que un día tomé la decisión que el Partido y la Revolución esperaban de mí y de un plumazo, un tipo al que ni conocía, lo barrió y convirtió aquella acción en algo despreciable, una conclusión que llevaba negándome tantos años.

Estaba claro que no podía hacer otra cosa que coger mi pistola reglamentaria y…

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Míticos

La Cuadra: un garito muy pequeño en General Pardiñas, era como ir al recreo del cole, allí estaba todo el mundo. Recuerdo el cumple de Marta Haendler y un conato de movida de la que me sacaron unos chavales de clase con los que no me llevaba especialmente bien, pero que por encima de todo estaba el cole. Mario y yo con pendiente y los vodkas con naranja.

Jacara: primera discoteca en serio y garito mítico de la postmovida Madrileña, donde los juntábamos los niños del barrio, el local sigue ahí en Principe de Vergara, la entrada de atrás estaba en frente de La Cuadra y era por la que resultaba más fácil entrar; aquí hicimos los primero y más patéticos intentos de ligar y la canción del Imperio de los Nikis se convirtió en un himno.

El Happy: pequeño pub en la avenida de Nazaret, hoy un buen restaurante, en el que siempre terminábamos tomando copas después de aquellas cenas en el chino con los chicos del grupo, era donde nos quedábamos hasta el final Juan Carlos, Martuca y yo; y luego a Conde Cartagena para dar un paseíto.

Chapandaz: y su mítica leche de pantera, ahí conocí a mi admirada Paloma. Su ubicación en Moncloa era fantástica después de haberme ido a vivir a la sierra.

La Casa de la Cerveza y sus submarinos, cuantas tardes en Juan Bravo, de hecho es un local que todavía frecuentamos, que está hermanado con el Chapanzaz. Aquí se forjó la historia más importante de mi vida.

Nabo de Lugo/La Mancha: dos bares normales en un callejón entre Pardiñas y Mola, pero que servían minis de cerveza y patatas bravas, la dieta de cualquier adolescente que se precie. Lo bueno es que en la Mancha los camareros iban con camisas de rallas verdes y blancas (algo bastante de moda en aquel entonces) y Nacho Lora no tenía otra camisa aquella tarde, jejeje. Tenemos también el dudoso honor de haber acabado con el tequila en el Nabo en un partido del Madrid a chupito el gol.

San Antonio: discoteca-balneario de L.A. ¡grande! yo me quedaba flipado de la cantidad de calcetines blancos por metro cuadrado; pero guardo muy buenos recuerdos de los primeros años del grupo de la playa.

TBO: garitazo de Los Narejos, con sus gogos y sus fiestas de la espuma de serie, la verdad es que fueron noches inolvidables en la playa.

La Cerve: Galapagar nada más llegar, con los compis del insti, es el sitio en el que cumplí 18 y donde empecé a aficionarme a las cervezas raras, tenían todas; de hecho es el primer garito que yo recuerdo con una amplia carta de cervezas.

La Fundación: más conocida como la Fundata, en Salustiano Alozaga, cerca de Recoletos ideal para coger el tren y seguir de copas por la sierra, este garito es responsable de que haberme ido a la sierra no fuera tan complicado, ya que todas las noches podía estar allí con mi primo.

El Cardenal/Los doce robles: mediados de los noventa con los chavales de siempre, ambos en Bilbao y nos traen recuerdos increíbles: minis, chicas, bailes, … fueron probablemente las noches más locas de aquella época en la que todo daba igual.

Thersipcore: tergicholi: es más o menos en los mismos años que los anteriores pero en la sierra, de las cosas que pasaron aquellos días nos ganamos el sobrenombre de “Historias del Kronen”.

Don Chupito/ Pelotazo: en la misma época que los anteriores, pero en la Playa, unas noches de locura en las que llegamos a ser los gogos de un garito, noches en las que nuestros pectorales y esos brazacos eran la admirados a partes iguales con nuestra capacidad con los coscorrones.

Búho: los de los calcetos blancos de S. Antonio cuando crecían y aumentaban en horterez se juntaban en un sitio con “clase”, y allí íbamos nosotros, no sé bien a qué, pero allí estábamos partiendo la pana.

La Tortuga: se me empañan los ojos recordando este garitazo de Alpedrete, testigo de mis primeros amaneceres en COU y la primera vez que me entraron (y no la última, mamones que sé lo que estáis pensando). Because the night belongs to lovers, el baile con Ana María del ojala que llueva … con todo el garito parado, o cuando entramos en plan superman.

El Mancha: bareto de Vilecha en el que cayeron un par de manchaditos con todo el que ha ido a conocer mi pueblo, pero especialmente memorable con mis hermanos e Iván y todo el mundo pagándonos una ronda e ir a dormir la siesta directamente mientras mi padre trataba de explicárselo al abuelo.

Jalisco: Galapagar en estado puro, destacable el campeonato de cerveza, el “todos tenemos más” en un espectáculo de boys, los destornilladores que nos preparaba Roberta, …

El Bunker: simplemente era el sótano de la casa de los Pérez, pero todo lo que pudimos vivir allí es tan difícil de resumir que lo dejaremos aquí.

Equinoccio: los jueves por la noche eran el día, o mejor dicho la noche y eran días en los que podías perfectamente llegar al curro de empalmada después de una ducha de agua fría y luego quedarte a las cañas.

Gambrinus de Ibiza: bareto de reunión del grupo del cole, mola tanto que aún nos juntamos de vez en cuando por allí, aquí empezamos a disfrutar más de una caña charlando con los amigos que de unas copas en un garitazo persiguiendo chatinas.

La facultad de Veterinaria: fiestas increibles en las que llegué a tener un 100% de efectividad y lugar en el se formalizó la historía más importante de mi vida.

El Ratón Vaquero: mítico entre los míticos, local de los incomparables Pablo Carbonell y Santiago Urrialde, esa esquina esconde tantas historias y tantos secretos que es una pena desvelarlos. Pero esas noches de verano en la terracita con los Sanchos disfrutando de la filosofía del colgao del 24, o los gintonics con Mariete y Marta y la siguiente llamada es de estamos en el hospital que ya ha nacido.

El Bo Finn: un sitio al que puedes ir en cualquier momento y siempre te vas a encontrar a alguien; es el garito de la banda del Rugby, pero también con los de la uni y como olvidar aquella partida de billar con Ramón, o descubrirme a mi mismo encima de la mesa con los pantalones por los tobillos marcando gallumbos con la bandera Argentina tras su clasificación para semis, el 2X1, todos los seis naciones, ...

Y alguno más que se me ha quedado en el tintero, pero esto es un buen resumen.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Ensaladas 3

Espinacas, huevo poché y parmesano; excelente combinación, se aliñan las espinacas y luego se colocan los huevos encima y se cubre de parmesano, romper bien para que la yema unte todas las hojas.

Lombarda cruda, lechugas diversas, zanahoria, huevo duro, maíz y anchoas; sazonado con una vinagreta de picual, orégano y mostaza. Podéis hacer una variación sustituyendo el huevo y las anchoas por pollo a la plancha y queso parmesano.

Atún y mejillones: con diversas lechugas, lombarda incluida y por qué no zanahoria rallada, mezclamos bien atún y mejillones en escabeche, un chorrito de aceite y queso parmesano, luego añadimos las verduras y mezclamos.

Tomate, aguacate y langostinos: primero picamos los tomates y los aliñamos con cebolla seca picada, perejil, vinagre de manzana, AOVE, sal gorda y el líquido de la cabeza de los langostinos bien tamizado para evitar encontrarnos bigotes; luego picamos el aguacate y colocamos los langostinos.

Lombarda cruda aderezada con vinagre de jerez, AOVE, sal, mostaza y cominos, sencillo y fantástico

martes, 3 de noviembre de 2009

Otoño

Hoy estoy un poco rollito escolar y me apetece hacer una redacción sobre el otoño; aunque el otoño empiece el 21 de Septiembre, yo siempre he considerado que empezaba a principios de Septiembre. El otoño es una época muy curiosa en un par de meses se puede pasar de la luminosidad del verano a los grises del invierno.

Es un ciclo tendente a desaparecer ya que evolucionamos hacía un mundo con dos estaciones y mi pobre peque no conocerá esta época tan amarilla que la verdad tiene su punto y es la estación que genera recuerdos más dispares en todos nosotros, podemos pasar de la exaltación a la tristeza más absoluta.

El otoño es el comienzo del curso escolar y con él de miles de historias que nos han ido marcando hasta el día de hoy, historias en las que vuelves a ser un niño y que por lo general la realidad te separa bruscamente a través de un correo o una llamada al móvil y te recuerda que todos aquellos días, que aunque parecen cercanos, son muy, muy lejanos y ahora tienes que estar a tus cosas y el otoño no va a hacerte un año mayor empezando un nuevo curso.

En otoño me han pasado tantas cosas; en mi otoño acabe la carrera, me casé, nació mi peque, volvió a nacer mi hermano en este 2009 tan convulso. Es la época adecuada para el comienzo y para el fin de tantas y tantas cosas que es una pena que vaya a dejar de existir porque no somos capaces de cuidar este planeta, así que no os voy a engañar hoy estoy un poco escolar, pero bastante triste.