lunes, 21 de febrero de 2011

El Espejo

Hay días que uno se y levanta y al mirarse al espejo no ve su reflejo, sino una película de su vida. Hay días que te ves jugando en pantalones cortos a la pelota en el patio del colegio, otros apretándote las botas en algún vestuario y colocándote el bocado(casi llega a notarse el olor césped), otros te ves con las primeras corbatas, otros ...

Pero últimamente veo la misma película una y otra vez, como en Atrapado en el Tiempo, pero sin aprovechar para aprender a tocar el piano.

¿Habré metido mi vida en un bucle infinito, que me lleva constantemente al punto de partida sin conseguir avanzar, solo dejando pasar el tiempo? Y sabiéndolo ¿por qué no rompo el circulo?

Siempre tuve miedo a los cambios, lo nuevo me produce sarpullidos; y aún así se han resuelto, con la mayor dignidad posible, cada uno de los cambios que he vivido. Pero el cambio actual no lo afronto solo y eso lo cambia todo, cada decisión, cada movimiento.

Uno anda en estas cavilaciones, cuando de pronto llega un golpe que te deja marcado para siempre, como esa cicatriz que te dejaron aquellos columpios de metal. Ese golpe que hace que la vida ya nunca vuelva a ser la misma, ese golpe que te hacer ver que la vida se te esta llevando por delante, que ya no hay buenos y malos; solo lo que importa y lo que no y como decía Campoamor, todo depende del cristal con que se mire.

Con la diferencia de que algunos duermen a pierna suelta y a otros les vienen a visitar los demonios cada noche, sí esos que tratan de esconder a lo largo del día, y al final se trata de ser de los del primer grupo defendiéndote con lealtad, con toda dureza que permita un corazón noble.