miércoles, 28 de diciembre de 2011

Cordero al curry verde y bombones de foie

Hoy vamos a colgar un par de recetas más, la primera y por seguir con la comida exótica un cordero al curri verde; lo primero es deshuesar cordero y freirlo en poco aceite; cuando esté dorado añadir cebolla morada picada, pasta de curri verde, hojas de limonero, leche de coco y zumo de lima y lo dejamos cocer lentamente. Como guarnición proponemos unas berenjenas confitadas a baja temperatura en aceite de oliva con arroz basmati.


De poste o de aperitivo una receta espéctacular, muy apropiada para estos días navideños. Os propongo unos Bombones de foie. Para ello empezaremos aplastando bien el micuit en un recipiente y ponerlo en el congelador, hasta que coja textura pero sin que se congele. Preparar una picada de frutos secos cacahuetes, almendra, avellanas y pasar por ella las bolas del foie casi congelado e inmediatamente sumergir en chocolate negro (min 70%) derretido con mantequilla y directamente al frigorifico. Se puede servir con cobertura de oro y cristales de sal maldon.

Tandoori

El otro día nos pusismo a hacer comida hindú y nos lanzamos a hacer un pollo tandoori, que es uno de los clásicos, para el que hace falta un horno especial que es el que da el nombre a la receta, pero en un buen horno y a máximo de potencia también podemos conseguirlo.

Lo primero es hacer la pasta en la que macerar el pollo para ello mezclaremos dos yogures, un chile muy picado y sin pepitas, ajo muy picado, gengibre rallado, aceite, zumo de medio limón, tandoori paste o garam masala, comino molido, sal, pimentón, curry y cardamomo. Una vez que consigamos una pasta homegénea introducimos los trozos de pollo y los tenemos en la pasta entre media hora y 45 minutos.

Los escurrimos y los metemos en el horno precalentado a la máxima potencia durante diez o quince minutos. Servir con alguna salsa suave mostaza con mahonesa, guacamole, salsa rociera, ... Aunque también podemos aprovechar como salsa la pasta de maceración.

martes, 27 de diciembre de 2011

Los Tomates

En las lejanas tierras del sur había un labriego que solo tenía su huerto de tomates; a pesar de su sencillez, o precisamente por ella, era muy querido en toda la comarca. Este cariño y respeto, como pasa siempre, genera sentimientos encontrados en aquellas personas con el corazón negro que al no estar contentas consigo mismas, buscan en los demás la culpa de todos sus males y especialmente en aquellos a los que ven felices, ya que piensan que es injusto lo mal repartida que está la felicidad y no se dan cuenta de que la felicidad no es algo que te toca si no algo que debes cuidar y cultivar día a día.

Ocurrió que una noche mientras el labriego dormía en su humilde jergón, unos enemigos entraron en su huerto de tomates y lo cubrieron todo de sal, buscando que la tierra se quedará yerma, pues su objetivo era generar tristeza en nuestro protagonista. Cuando a la mañana siguiente se levantó y fue a realizar sus tareas como casa día,encontró una capa blanca en todo su huerto; y lo que hizo fue ponerse a trabajar duro para recuperar su plantación.

Sus amigos le dijeron que fuera en busca de sus enemigos y les diera una lección, incluso en el pueblo se organizaron partidas para defender a alguien tan querido; pero el siempre respondía lo mismo: "ahora mismo no va a poder ser porque tengo mucho trabajo" y cuando por la tarde alternaba con sus convecinos en el bar del pueblo, les convencía de que no podía perder el tiempo en venganzas que debía dedicar todos sus esfuerzos en recuperar su huerto que al fin y al cabo era su único sustento.

Después de muchos meses de trabajo las matas por fin dieron fruto y resultaron unos frutos de color oscuro y algo retorcidos por el efecto de la sal; pero he aquí que los tomates tenían un sabor finísimo, más dulce de lo habitual y empezaron a ser muy codiciados en la comarca y su fama se extendió a la región y de pronto eran los tomates que querían tener en las mesas más elegantes del país y así fue que con trabajo y dedicación nuestro humilde labriego se convirtió en un próspero agricultor.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Navidad

La Navidad son, sin lugar a dudas, los días más bipolares del año. Para unos son los días más felices, llenos de magia disfrutando de esa chispa que hay en la sonrisa de cada uno de los que te rodea. Pero también pueden ser los más tristes, y este sentiemiento suele venir acompañado de la soledad y la nostalgia de esos años en los que estos días eran lo más importante que pasaba en tu vida, al menos para uno mismo.

Por las calles nos cruzamos constantemente con gente que está ilusinada con volver a juntarse con su familia, alguna reunión con amigos a los que solo ve en estas fechas, gente que va pensando en los regalos que va a hacer y si giramos la cabeza a la izquierda vemos al otro angustiado porque no sabe como hacerle los regalos a sus hijos, o a ese otro tipo que ha estado viendo la progrmación de la tdt para la Nochebuena. Todos convivimos bajo las mismas luces que adornan las calles y todos tenemos que sonreir por la calle, para que nunca sepan los demás a qué grupo pertenezco.

En estos días es obligatorio ser feliz y es por eso que para muchos, para los que su vida no varía gran cosa con respecto a otras épocas del año, son los que sufren con la parafernalia navideña ¿estaremos hablando de envidia? ¿pero, por qué unos estan rodeados de los suyos y otros solos? ¿se lo han buscado ellos? Escondernos tras posibles malas acciones lava la conciencia y la deja reluciente para disfrutar de estos días en familia; o a lo mejor ni nos lo planteamos.

En estos días el que está bipolar soy yo, con grandes alegrías y grandes tristezas; y casi todas me las he buscado yo; es más incluso podemos decir que en las alegrías he tenido bastante ayuda, y probablemente estos tiempos de cambios hacen que divague más de lo habitual.