En las lejanas tierras del sur había un labriego que solo tenía su huerto de tomates; a pesar de su sencillez, o precisamente por ella, era muy querido en toda la comarca. Este cariño y respeto, como pasa siempre, genera sentimientos encontrados en aquellas personas con el corazón negro que al no estar contentas consigo mismas, buscan en los demás la culpa de todos sus males y especialmente en aquellos a los que ven felices, ya que piensan que es injusto lo mal repartida que está la felicidad y no se dan cuenta de que la felicidad no es algo que te toca si no algo que debes cuidar y cultivar día a día.
Ocurrió que una noche mientras el labriego dormía en su humilde jergón, unos enemigos entraron en su huerto de tomates y lo cubrieron todo de sal, buscando que la tierra se quedará yerma, pues su objetivo era generar tristeza en nuestro protagonista. Cuando a la mañana siguiente se levantó y fue a realizar sus tareas como casa día,encontró una capa blanca en todo su huerto; y lo que hizo fue ponerse a trabajar duro para recuperar su plantación.
Sus amigos le dijeron que fuera en busca de sus enemigos y les diera una lección, incluso en el pueblo se organizaron partidas para defender a alguien tan querido; pero el siempre respondía lo mismo: "ahora mismo no va a poder ser porque tengo mucho trabajo" y cuando por la tarde alternaba con sus convecinos en el bar del pueblo, les convencía de que no podía perder el tiempo en venganzas que debía dedicar todos sus esfuerzos en recuperar su huerto que al fin y al cabo era su único sustento.
Después de muchos meses de trabajo las matas por fin dieron fruto y resultaron unos frutos de color oscuro y algo retorcidos por el efecto de la sal; pero he aquí que los tomates tenían un sabor finísimo, más dulce de lo habitual y empezaron a ser muy codiciados en la comarca y su fama se extendió a la región y de pronto eran los tomates que querían tener en las mesas más elegantes del país y así fue que con trabajo y dedicación nuestro humilde labriego se convirtió en un próspero agricultor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario