martes, 27 de enero de 2009

Lo rápido que gira el mundo:2006-2008

Yo era el clásico chavalote de mi generación que estaba llevando el síndrome de Peter Pan demasiado lejos y seguía en la Universidad, con la intención de demostrar que uno puede tener un título universitario sin pegar ni un palo al agua; pero más por condicionamiento externo que por convencimiento personal me puse a estudiar y cuando me quise dar cuenta llegó el verano y me quedaba una sola asignatura para acabar la carrera y en aquel curso 2005-2006 había aprobado la nada despreciable cifra de 15 asignaturas (¡¡¡chavales, notición!!! Las respuestas de los exámenes están en los libros).

Fue un verano para no olvidar, quedamos todos los días en la ofi de Crossing y cuando me quise dar cuenta, llego el 2 de septiembre y el coco de Fiscal, no resultó ser tan complicado. Cuando acabé el examen me quedé un rato en el aula disfrutando de aquella sensación, esos nervios en un aula, sabía que iba a ser la última porque me había salido muy bien, de hecho un sobresaliente atestigua lo bien que me había salido.

La celebración fue increíble, el mayor cebollazo de la historia sin lugar a dudas, todos mis colegas entrando y saliendo, conduje un Porsche Carrera por Pío Baroja (muy metafórico eso de pasar con un Porsche delante del cole). Al día siguiente mi resaca y yo fuimos a currar, y aunque pareciera que no, las cosas habían cambiado definitivamente; poco a poco fui adquiriendo más responsabilidad y Miguel cada día me dejaba más tiempo solo.

Llegaron las Navidades y yo pensé qué puede pasarme este año, y rápidamente obtuve la respuesta; desde Abril me dediqué, junto con mi chica obviamente, a preparar la boda (esa es una historia que todos conocéis), nos casamos en Noviembre, pero poco antes de de la boda me llamaron de Andalucía para hacer una entrevista que acabaría con mis huesos en la playita al año siguiente.

Así que estaba yo meditando en lo que estaba pasando con mi vida en ese 2007, cuando una mañana estando con mis padres en la catedral de Almería, Patricia me dijo que estaba embarazada, y en apenas dos años había pasado de ser un estudiante en Madrid a ser un padre en Almería, y francamente da cierto vértigo; a veces he pensado en lo que decía Rosendo Mercado: "que se pare el mundo que me bajo", y razón no le falta.

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