Brillante relato de un amigo en Facebook, la verdad es que me ha parecido genial, gracias Javi.
¡¡Éramos de Champions!! (eso decía el entrenador). Al principio nos divertíamos, nos salían las jugadas más arriesgadas y el esquema de juego parecía funcionar a la perfección. Llegamos a pensar que podríamos aspirar a todo, que podríamos codearnos con los grandes equipos de siempre. ¡¡Todo era maravilloso!!. Tiramos el antiguo estadio, recalificamos los terrenos y nos hicimos una inmensa ciudad d ...eportiva. Algún pesimista llegó a decir que aquello era un espejismo, que nuestro equipo no tenía fundamentos suficientes para seguir así por mucho tiempo. ¡¡ Agorero!! Nadie le escuchó, jugábamos bien y ganábamos partidos, qué más podíamos pedir, ¿a quién le importaban los fundamentos?. Las aficiones de los demás equipos incluso nos envidiaban.
Pero, casi de un día para otro, todo empezó a ir mal... Las piernas ya no respondían como antes, el juego empezó a ser más espeso, comenzaron las discusiones entre los jugadores y desde la grada se empezaban a pedir explicaciones al entrenador. Por alguna extraña razón, otros conjuntos de la liga empezaron a tener los mismos problemas, se mascaba la impotencia y el desánimo. Muchos jugadores, ante la imposibilidad de cubrir sus nóminas, fueron apartados de sus respectivos equipos y quién más quien menos empezó a ver cómo sus otrora millonarios emolumentos empezaban a mermarse.
Los equipos grandes, los de toda la vida, alemanes, ingleses, franceses, comenzaron a quejarse. "Esos equipos pequeños y mal organizados nos lastran a los demás, y además tenemos que repartir con ellos los derechos de televisión", decían; "¡¡dividamos la liga en dos!!", bramaban.
En un intento por salvar la competición, la UE (Unión de Equipos) cedió fondos a los que pasaban penurias, a veces en contra del criterio de las aficiones de los equipos más poderosos. No ha servido de mucho. Los equipos de Grecia, Italia, Portugal e Irlanda, ya no cuentan para nada. Su panorama no es muy halagüeño: entrenadores que se van, otros que son destituidos, jugadores en huelga, aficiones enfurecidas, patrocinio a la fuga y desbandada general de jugadores, tanto de los extranjeros que llegaron al albor de los añorados tiempos de gloria, como de los propios nacionales, que marchan al extranjero en busca de mejores oportunidades.
Nuestro equipo, ¡ay, nuestro equipo!. Deambula peligrosamente cerca del abismo. El entrenador, denostado hasta por sus más fervientes partidarios, antes de ser destituido, ha declarado que no sigue, que se va a contar nubes o algo así.
El que antes fuera segundo entrenador es uno de los que se postulan para el puesto. Afirma tener la solución a los problemas del equipo, si bien parte de la grada no termina de entender cómo, si esto es así, no compartió tales ideas con su defenestrado compañero de banquillo.
Parece tener más opciones otro candidato, que, como el anterior, nunca ha asumido el cargo de entrenador, pero sí distintos puestos de relevancia en el organigrama deportivo. Dice que puede devolver el equipo a los puestos de privilegio, pero a buen seguro exigirá sacrificio y paciencia a la desencantada afición. Sus detractores denuncian que entre sus planes estaría la supresión de los descuentos en los abonos que el club ofrece a pensionistas, él lo niega.
En cierta ocasión, el gran Gary Lineker dijo: "el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y en el que siempre gana Alemania". Como la vida misma, Gary, como la vida misma
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