jueves, 21 de julio de 2016

Página cinco

Estaba allí sentado tomando un café, él nunca pedía café, pero esa mañana había decidido que tenía que introducir algunos cambios en su vida y había empezado por el café. Sentado en la vieja cafetería ojeaba con desgana el periódico que había en la barra, hasta que encontró algo que le hizo detenerse, la página cinco. Una noticia que no podía creer. No la leía, devoraba las palabras, mientras rememoraba esos días hoy ya lejanos. Él había formado parte de aquello, él había estado en Perisur y hoy estaba allí tomando un café. Miró el reloj y se dio cuenta de que perdía el tren, pero aún así no movió un musculo, siguió allí sentado leyendo la página cinco del periódico una y otra vez, mientras su mente volaba lejos de aquella barra de metal y volvió a mirar el reloj, esta vez apuró el café, dejó unas monedas en la barra y salió a la calle. La noticia de la página cinco del periódico había hecho estragos en su cerebro, había pasado mucho tiempo desde que su vida había vuelto a la cotidianidad, una normalidad con la que había soñado tantas noches en las que no podía dormir y que ahora de un plumazo, había barrido la página cinco del periódico. Entró en otra cafetería y volvió a pedir café, iban dos aquella mañana que prácticamente no había empezado, se lo sirvieron en un vaso para llevar, cogió el periódico y se dirigió al tren. Una vez sentado en su asiento de cada mañana, pero en un tren distinto se dejó llevar. En su cabeza empezaron a sonar de nuevo los últimos acordes y las miles de gargantas repitiendo una letra que había salido de sus entrañas, fue en ese instante cuando volvió a ser consciente de todo, tiró el café y salió corriendo, pero el tren ya había arrancado.

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