miércoles, 14 de septiembre de 2011

Los recuerdos

Un buen día se sentó delante de su ordenar y allí estaban encerrados, como su rebeldía; eran los recuerdos de otros tiempos. Tanto había intentado olvidarlos que ahora vivían con él. Todas las mañanas al salir de casa cogía el reloj, las llaves y aquellos recuerdos.

Pero él ya había cambiado y no entendía porque le perseguían, por qué estaban allí una vez más y al ver su reflejo en el monitor se dio cuenta. Seguía siendo el mismo, no había aplicado los conocimientos que se desprendían de aquellas vivencias. Simplemente había hecho una lectura, siempre negativa, de ellos e idealizó un pasado que nunca existió. Dio por reales lo que no habían sido más que planes y se olvidó de la realidad, de aquellas tardes interminables, de la ilusión, de los nervios.

Y fue en ese preciso momento cuando se colocó el pelo y volvió a sonreír y con aquella sonrisa los recuerdos se transformaron como en el cuento de Cenicienta y aprendió tanto en una tarde como en sus tantos años de universidad.

1 comentario:

Rodrigo dijo...

Me ha recordado a la canción "Calle Melancolia" de Sabina.

Un abrazo fuerte